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rosario, Argentina
La (CTC) es un organismo de derchos humanos con el fin tutelar y promover los derechos de las personas privadas de la libertad.Es parte de la comisión investigadora no gubernamental de los crímenes de diciembre de 2001. Intervino en varios programas de prevención de vih-sida en lugares de encierro,en el año 1997 se presenta un habeas corpus por las condiciones de detención de las mujeres en la alcaidia de jefatura logrando el cierre de la misma.en 2006 se inició una denuncia ante la Comision Interamericana de Derechos Humanos por la situación de los niños y jóvenes privados de la libertad en el IRAR, denuncia abierta contar el Estado. Se obtuvo sentencia favorable en un habeas corpus general contra las comisarías en Rosario pidiendo la ilegalidad de la detención en dependencias policiales. Entre otras actividades en común con otras organizaciones sociales, personas privadas de la libertad y otros organismos de derechos humanos.

jueves, 22 de noviembre de 2012



Durante la dictadura hubo un solo “demonio” que fue el terrorismo de Estado. 

Soledad Hernandez Larguía

En la nota concedida a Rosario 12, el pasado 29 de octubre, la elección de la palabra demonizado que hace la señora Debora Cotichini, es más que elocuente a la hora de no hacerse cargo de la responsabilidad que le cabe como funcionaria de una gestión en la que se naturalizan y minimizan las condiciones de vida deplorables de quienes están detenidos en el I.R.A.R.

Hablar de “fantasmatica”,  si lo hace en términos psicoanalíticos, es al menos cínico cuando las ratas pululan en lo “real” dentro de los sectores día a día. Y si es verdad, mal que le pese, que los jóvenes allí alojados comen entre ratas y excrementos, no es imaginario, ni fantasioso, es cierto.

Confunde, invierte la relación entre lo regimental y lo edilicio… no va a suceder, pero quizás si tan solo viviera una semana en las condiciones de la mayoría de los sectores, sentiría en carne propia como las condiciones edilicias intervienen, condicionan, afectan la subjetividad y los recursos simbólicos de quienes las padecen. Y no es secundario el lugar y sus cuidados, no es primero capacitamos personal y luego edificamos, ya no hay tiempo, las 2 cuestiones son simultáneas. No se deben repetir las condiciones de injusticia e inequidad que llevó a esos jóvenes al IRAR, marginalidad, hacinamiento, promiscuidad entre otras condiciones, que deforman la subjetividad y los valores.

Estos cuidados, también deben alcanzar al personal, que además de ser idóneo y preparado, capaz de mirar  más allá de lo represivo. Se trata de habilitar, en todos los sentidos. Por ello quienes allí trabajan, no lo pueden hacer en condiciones de precarización laboral, menos aún desde un estado que hace de la dignidad del trabajador uno de sus lemas. No vale escudarse en las leyes de un mercado que margina y genera injusticias por doquier.

Transcurridos cinco años, seguir hablando de la responsabilidad de la gestión anterior, es otra forma de no hacerse cargo.

No se trata de especular con que este lugar siempre fue deficitario, poco apropiado para la rehabilitación de los jóvenes en conflicto con la ley penal, si no de llevar adelante las acciones indispensables para que ese lugar deje de existir, no es viable ni ético, emparchar lo inservible. El Estado debe garantizar un adecuado ámbito donde posibilitar la recuperación de estos jóvenes detenidos. No es fácil, obviamente. 

Que el I.R.A.R., es una cárcel esta a todas luces más que claro. Vaya novedad. La pregunta es: ¿Qué hicieron, qué hacen para no seguir sometiendo a los detenidos a la indignidad a la que los empujan diariamente?

El Ministro de Justicia y Derechos Humanos y el Ministro de Seguridad, y el abanico que forman todos los funcionarios de distintos rangos, son solidariamente responsables de que en el I.R.A.R. a los jóvenes les sean conculcados sus Derechos más elementales.

¿Será parte de la demonización preguntar porque en los últimos ocho meses dos jóvenes allí detenidos se suicidaron?

 Publicado en Rosario/12 el 21 de noviembre de 2012